Inicio / Bagua Biointeriorismo
La industrialización cambió el mundo y el modo en que las personas nos relacionamos con el entorno.
Llegó un tiempo donde todo se aceleró y todo tuvo que adaptarse a este nuevo ritmo. Con ello, aparecieron las técnicas contemporáneas de construcción en las que cubrir las necesidades de las nuevas condiciones era lo primordial. El nuevo sistema exigía construir viviendas e infraestructuras con gran capacidad y rápidamente. Las personas se concentraban en áreas reducidas ya que era donde encontraban acceso al trabajo.
Este tipo de construcción cubría las necesidades del momento sin tener en cuenta el impacto que esta aceleración y forma de construir tendrían a largo plazo en el entorno, en la naturaleza y en la calidad de vida de las personas.
Con poco más de un siglo de vida y los continuos avances tecnológicos se empezaron a ver los resultados sobre el medio.
Aquí es cuando pioneros pensadores empiezan a cuestionarse por qué, si, en teoría, había más accesibilidad y mejores recursos, la calidad de vida no sólo no parecía haber mejorado, sino que estaba viéndose deteriorada.
Ahí es donde nace la bioconstrucción como disciplina.
Los avances de la era digital, con cambios que influyen en todos los aspectos de nuestra vida, nos permite, nuevamente, volver al medio rural y a entornos patrimoniales. Además de poner de manifiesto la necesidad de desconexión digital y reconexión personal y con la naturaleza.
Creo que lo importante en esta vida es cómo nos relacionamos, con nosotros mismos, con las otras personas y con el entorno.
Desde este punto de partida, de modo natural y sin más remedio, el proyecto de Bagua Interiorismo se ve vinculado con este modelo de construcción basado en el respeto hacia el medio, la sostenibilidad a largo plazo y, en cierto modo, el retorno a la conexión entre el ser humano y la naturaleza.
Es con lo que estamos comprometidos y por lo que apostamos.
Existen muchas definiciones de lo que es la bioconstrucción. Si hubiese que darle un significado a la palabra concreta creo que me quedo con el siguiente:
“La bioconstrucción es una disciplina arquitectónica y constructiva respetuosa con los seres vivos y el medio ambiente.”
Para ello, se centra en la consecución de un objetivo principal:
“La óptima gestión de los recursos: suelo, agua, aire y energía.”
Cómo se alcanza este objetivo y los beneficios de este modo de construcción implica un trabajo transversal que tiene en cuenta los materiales y técnicas constructivas utilizados, el diseño y la medición de resultados.
Se trata de una técnica sostenible cuyo fin es lograr la integración de la construcción con su entorno minimizando su impacto sobre éste. Para logarlo, es indispensable conocer por completo el entorno natural y cultural en el que se está, interviniendo para poder conseguir adaptarse al medio, a la sociedad y a las costumbres locales.
La bioconstrucción como concepto no es algo nuevo. La construcción tradicional, definida como aquella previa al hormigón, hierro y acero, es de donde bebe y a partir de donde se desarrolla esta disciplina en auge.
En Bagua Interiorismo es lo que buscamos, defendemos y en lo que nos hemos especializado porque es lo que nos conecta al entorno, al pasado y al futuro. Un interiorismo consciente, responsable, sostenible, saludable, equilibrado, natural, eficiente. Un interiorismo en el que creamos espacios con alma, funcionales y respetuosos con las personas y el entorno.
Para ello, recurrimos a la sabiduría ancestral, a la tradición, al sentido común.
La arquitectura y construcción tradicional ha cubierto durante siglos las necesidades y beneficios que ahora buscamos con esta nueva disciplina.
Realizada de modo artesanal, sus técnicas, procesos y materiales naturales y de cercanía ha sido desarrollada a lo largo de los siglos a base de ensayo y error. Considera los recursos, la climatología, las costumbres y usos, en definitiva, la optimización y demás beneficios de la bioconstrucción y el biointeriorismo, sin definirse como una disciplina en sí misma y fuera de toda norma.
La recuperación de estas técnicas tradicionales y ancestrales, naturales y sostenibles por necesidad, es algo irrenunciable en Bagua.
También supone la salvaguarda obligada de un patrimonio material e inmaterial.
En Bagua Interiorismo adquirimos un compromiso con la tradición, una celebración de la sabiduría no escrita, que ahora se pone en valor a través de la bioconstrucción y el biointeriorismo, que es necesario preservar en las edificaciones patrimoniales en las que intervenimos.
Como interiorista, artesana y amante del pasado, la reivindicación de estas técnicas de construcción se ha convertido en un propósito vital que integro en la filosofía de este proyecto.
Bagua Interiorismo es un proyecto personal en el que aúno diseño, ejecución, formación y divulgación.
Tiene un objetivo más allá de la creación de espacios respetuosos con las personas y el entorno, del interiorismo emocional y estratégico y del acompañamiento a mis clientes en el proceso de emprendimiento y reconexión.
Y no es otro que la puesta en valor de estas técnicas tradicionales que son las únicas que me permiten intervenir con óptimos resultados en los entornos y edificaciones patrimoniales sobre las que trabajo.
Es una forma de hacer y entender nuestra labor que va más allá de nuestro papel como profesionales.
Preservar el patrimonio
Material e inmaterial
01
Espacios respetuosos
Con personas y medio ambiente
02
Emoción y estrategia
Interiorismo directo al corazón y perdurable
03
Técnicas tradicionales
Conexión con el entorno, el pasado y el futuro
04
Concepto global
Diseño + Ejecución + Formación + Divulgación
05
Cuidado del detalle
Tanto en el trabajo como en el trato al cliente
06
Me gustaría compartir contigo quién soy.
Esencia
Me encanta la naturaleza. La verdad es que no concibo mi vida sin ella.
El placer de una tarde lluviosa con la ventana abierta sintiendo la humedad, oyendo caer las gotas sobre el suelo, oliendo el petricor. Un té sin azúcar… Y las manos atareadas en cualquier creación.
Necesito viajar. Viajar como modo de aprendizaje, de abrir la mente a otras culturas, otras artes, otras arquitecturas, otras lenguas, otras artesanías…otras personas.
Vive y deja vivir. Sé y deja ser. Crece e impulsa a crecer.
Uno de los mayores placeres de la vida son los abrazos. Otro, escuchar a los mayores y aprender de su sapiencia y experiencia.
A las personas les suele sorprender lo cariñosa que soy.
La verdad es que considero que ser reservada y responsable es una virtud y parece que es algo que suele confundirse con frialdad.
Soy una persona de ideas claras.
Siempre he estado convencida de que lo más importante en esta vida es compartirla con las personas a las que quieres. Respetando quien son y sus espacios (físicos y emocionales).
Eso y que los sueños están para cumplirlos.
Cuando era niña jugaba a dos cosas:
– A las muñecas con mi hermana.
– A montar la casa de Chabel, esa que venia por partes, o un pequeño pueblo de los Pin y Pon. Yo sola y solo para verlo todo perfectamente colocado y volverlo a guardar.
Formación
Lo de que lleve visitando ferias de interiorismo desde los doce años no es casualidad sino causalidad, lo mío es totalmente vocacional.
Cuando entré en la Escuela de Diseño para cursar mi grado oficial de Interiorismo ya era un poco “rara”. Entendía perfectamente lo que significaba la arquitectura y decoración tradicionales, cómo la necesidad del lugar e inquietudes de la sociedad han sido lo que ha conformado la historia de estas disciplinas.
Y veía cómo esto se había desnaturalizado y perdido detrás de los egos de arquitectos y diseñadores.
¿De qué sirve un palacio de la música despampanante si tiene mala acústica? ¿De qué sirve una silla con un diseño innovador y transgresor si nadie quiere sentarse en ella porque es incómoda?
El diseño es técnica, función y estética. Y ahora más que nunca también es emoción y estrategia. ¿Por qué? Porque lo requieren los tiempos.
La era digital, aunque tiene muchas cosas buenas, nos ha desconectado del entorno. Y eso es precisamente lo que yo he querido siempre aportar con mis diseños: conectar a las personas con los espacios y a los espacios con el contexto.
Mi primer reconocimiento “profesional” me llegó como estudiante. Un concurso para estudiantes de la firma de mobiliario VITRA. Mi proyecto ya tenía ese fondo de conexión con el entorno y respeto hacia el medio:
Un stand de lectura realizado en un solo material reciclado, prácticamente sin necesidad de medios auxiliares más que una sierra y tornillería.
Mi propuesta perseguía poder disfrutar de la lectura en plena naturaleza, disponiendo, además, de espacio para almacenar libros. Sí, me gusta la lectura.
Carrera profesional
Después de algunas entrevistas en estudios que no me motivaban nada, comencé una explosiva carrera en un gran grupo empresarial, haciendo interiorismo comercial para El Corte Inglés y otras grandes firmas.
Aprendí sobre la realidad de ejecutar un proyecto: carpintería, metalistería, cristalería, gestión de grandes equipos, coordinación y programación de oficios, producción, logística y montaje, resolución de conflictos, estrategias de marketing comercial, estrategias de gestión empresarial…
Eso y que una carrera en ese sector no es demasiado compatible con la maternidad.
Viajes, jornadas de trabajo de 24 horas seguidas, llamadas de madrugada para resolver dudas a los montadores…
Así que hice un parón y, como mis parones son sin parar porque no se estar quieta, decidí emprender. Me formé en artesanía con cuero y desarrollé mis propios diseños y, en paralelo, lancé un negocio de pintura y carpintería.
Todo ello acabó conformando Bagua Interiorismo en su primera época: Un negocio a tiempo mamá donde realizábamos diseño y ejecución de obra, especializados en pintura decorativa y restauración de mobiliario.
Ya desde esa primera época buscábamos y promovíamos los materiales sostenibles, la recuperación de recursos, la rehabilitación de espacios…
Evolución de Bagua Interiorismo
Y llegó la pandemia.
Aunque no os lo creáis, una de las mejores épocas de mi vida. Fácil de gestionar para alguien tan inquieta y con necesidad de ser productiva como yo.
No podía hacer nada y no me sentía culpable por ello porque, simplemente, no nos dejaban.
Así que me dediqué a disfrutar de esas semanas en familia prestándonos plena atención los unos a los otros.
Y volví a formarme y a crear.
Volví a pintar y expuse por primera vez mis obras en mi ciudad natal, Barcelona.
Y comencé, obsesivamente, a profundizar en mi especialización en técnicas tradicionales y sostenibles de edificación y materiales naturales.
Me involucré en el centro de formación en el que, a día de hoy, ejerzo de responsable de redes de formación, impulso la colaboración internacional y los encuentros artísticos.
En estos dos últimos años han llegado certificaciones, becas, colaboraciones y participaciones y ponencias en encuentros y cursos de patrimonio y técnicas tradicionales de la construcción.
Presente
Y aquí estoy ahora, con un proyecto en constante evolución (como yo misma) con toda la intención de ayudar a otras personas a crear y hacer crecer sus sueños y sus proyectos.
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